Nietzsche discrepa con Platón en que para este hay que
imponer la razón dominando así las pasiones, defiende un espíritu apolíneo
desde el idealismo racional mientras que Nietzsche piensa que lo importante es
la vida y propone que sea un impulso, deseo y vitalidad, defiende el espíritu
dionisiaco y mantienen la postura del vitalismo racionalista.
Ambos filósofos defienden la aristocracia, aunque desde perspectivas
muy diferenciadas pues Platón defiende aristocracia del conocimiento, es decir
piensa que los más sabios y generosos son quienes deben gobernar la sociedad
ideal mientras que Nietzsche defiende aristocracia de los creadores de nuevos
valores, es decir en el superhombre que se rige por la “moral de los señores”,
propia de espíritus elevados.
Sin embargos tienen ópticas
distintas en cuanto a los valores pues Platón recurre al mito de la caverna
para manifestar se acepta como verdadero sombras de unas ideas creadas por el
Demiurgo (Dios) que están fuera de nuestro mundo mientras que Nietzsche critica
totalmente esto pues piensa que todos esos antiguos valores deben derrumbarse
con la “muerte de Dios” ya que se fundamentan en la creencia de que el sentido
del mundo está fuera del mundo pues defiende que los nuevos valores deben ser
creados por el superhombre y buscados dentro de nuestro mundo.
Con Santo Tomás entra en
discrepancias pues mientras que este se esfuerza en demostrar la existencia de
Dios de forma racional mediante sus cinco vías a Nietzsche se le conoce como el
profeta de “la muerte de Dios” ya que para Nietzsche todos los antiguos valores
que se fundamentan en la creencia de que el sentido del mundo está fuera del
mundo y que se personifican en Dios por tanto esto entra en discrepancias con
la creencia de una ley eterna que existen en la inteligencia de una divinidad y
que desde la eternidad rige la totalidad del universo. Para Nietzsche la ley
natural, que es una pequeña parte de la ley divina, está fundamentada en la
“moral de esclavos”, es decir la moral de la mediocridad que está forjada en el
instinto de venganza de los antiguos reprimidos contra la vida superior, está
moral fue impuesta por los judíos pero la religión cristiana aceptó está
inversión de los valores que alaban a los débiles.
De Schopenhauer recibe una
gran influencia acerca de la voluntad de vivir pues ambos comparten que el
hombre posee esta facultad sin embargo
para Schopenhauer la vida supone dolor y para aliviar ese dolo se
refugia en el ascetismo, mientras que para Nietzsche aunque la vida le suponga
un cierto dolor prefiere disfrutarla al máximo recurriendo al espíritu
dionisiaco y refugiándose en el arte, especialmente el de Wagner, para librarse
de este dolo que le supone la vida.
Con Marx comparte la dura crítica que le hacen a la religión pues ambos la culpabilizan de
ser la causante de limitar las posibilidades e impedir el desarrollo del ser
humano pues engaña a sus seguidores llevándolos a creer en un mundo ilusorio.
Sin embargo Nietzsche lo hace desde un punto de vista más personal al
culparla de imponer una moral de esclavos, en la que se premia la mediocridad,
que impide que el ser humano se realice y Marx desde un punto de vista más
social al creerla la causante de que la sociedad se resigne ante situaciones
intolerables y acepten como normal multitud de injusticias.
Comparten además crítica a la concepción idealista de la historia. Sin
embargo mientras que Nietzsche niega cualquier tipo de finalidad en la
historia, para Marx la finalidad última de esta será llegar a una sociedad
comunista. Además a la visión histórica del marxismo; para Marx la historia
avanza dialécticamente impulsada por las tensas relaciones de producción; se
opone al “eterno retorno” de Nietzsche; la historia está formada por ciclos
temporales que comienzan y acaban constantemente repitiéndose de manera
infinita.
En la filosofía marxista, lo importante es la sociedad o la clase
social, siendo el individuo quién se debe sacrificar por esta. Nietzsche rechazaría este determinismo sociológico pues
para él por encima de la sociedad está el individuo llamado a desarrollarse al
máximo sin la opresión de ninguna sociedad ni ninguna religión para convertirse
en el superhombre.
Marx defiende al proletariado y
la dictadura de las clase obreras, esto será rechazado por Nietzsche pues
considera a las clase obreras “los débiles” y le culpabiliza que con la
propiedad colectiva y la igualdad social está imponiendo una moral de esclavo y
que lo que debe hacerse es premiar la genialidad para imponer una moral de
señores.
Nietzsche puede relacionarse con Ortega y Gasset en la concepción
de la vida. Para Nietzsche la vida es considerada desde una perspectiva
biológica como impulso instintivo mientras que para Ortega, más influenciado
por el historicismo, la considera como biografía y como un cúmulo de vivencias
personales. Para ambos la vida se caracteriza por la evolución, y la realidad
está sometida por la historia.
Sin embargo ambos tienen una idea diferente del tiempo, para Ortega el
tiempo solo puede ser entendido de un modo lineal mientras que para Nietzsche
el tiempo es entendido de manera cíclica como Eterno Retorno.
En cuanto a la razón, para Nietzsche no puede penetrar en al esencia
básica de la vida.
Al dejarnos guiar por la razón despreciamos la vida. Para Ortega la razón es la facultad humana indispensable ya que es necesaria para analizar las circunstancias que a cada uno de nosotros nos rodea, dar sentido a nuestra vida y construir nuestro proyecto vital. Ortega es raciovitalista mientras que Nietzsche es solo vitalista.
Al dejarnos guiar por la razón despreciamos la vida. Para Ortega la razón es la facultad humana indispensable ya que es necesaria para analizar las circunstancias que a cada uno de nosotros nos rodea, dar sentido a nuestra vida y construir nuestro proyecto vital. Ortega es raciovitalista mientras que Nietzsche es solo vitalista.
Se relacionan también en la concepción del hombre. Para Ortega el
héroe es aquel que se exige a sí mismo para realizar su proyecto vital que al
igual que el superhéroe de Nietzsche lucha contra la circunstancia o contra los
antiguos valores para convertirse en lo que de verdad quiere ser o en un nuevo
Dios terrenal. Tanto el hombre-masa de Ortega como el último hombre de
Nietzsche
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