Descartes comparte con Platón la idea de la existencia de
un conocimiento innato, aunque para Platón eso significa que las ideas las
conoce mi alma desde antes de estar unida al cuerpo, mientras que para
Descartes significa que las ideas verdaderas son propias de mi Razón y que van
a surgir en mi entendimiento. Ambos
defienden la dualidad del hombre, constituido de dos “mitades” absolutamente
heterogéneas, alma que es el lugar donde “reside” la verdad y el cuerpo que es
la fuente de nuestros errores sin embargo para Platón cuerpo y alma están
separados, mientras que para Descartes, el alma no tiene realidad ni existencia
separada del cuerpo pues se une a él mediante la glándula pineal.
Ambos dos son autores que podríamos calificar de “idealistas”, dado
que reservan a las ideas el más alto grado de veracidad y certeza. Pero la
concepción de “idea es completamente diferente, para Platón las Ideas tienen
una existencia real fuera de mi, mientras que para Descartes son contenido
mental pues están en mi pensamiento.
Ambos dos son autores son además
“racionalistas” pues sostienen que es mediante la razón, y no los sentidos
vamos a alcanzar el conocimiento verdadero, para Platón mediante el recuerdo o
la Reminiscencia y para Descartes mediante el razonamiento.
Descartes puede ser comparado con
San
Anselmo, pues en sus
Meditaciones Metafísicas, emplea
el argumento ontológico de este, para llegar a Dios hay que partir de
la naturaleza y mediante la razón ascender sin embargo para Descartes antes que
Dios está el cogito, así como con Santo
Tomás pues para demostrar la existencia de Dios Descartes parte de una
demostración “a priori” en la que va desde la causa al efecto, mientras que
Santo Tomás utiliza la demostración “a posteriori” que parten de los efectos de
la actuación de Dios en el mundo para remontarse a la causa de esto.
Con Pascal comparte que ambos son racionalistas, es decir
ambos destacan el papel de la razón para llegar al conocimiento universal sin
embargo para Pascal en la obra de Descartes echa en falta el espíritu de finura
es decir la capacidad de captar los matices que se le escapan a la razón
completándola con la frase “el corazón tiene razones que la razón desconoce”.
Sin embargo ambos discrepan en
cuanto a la figura de Dios pues Pascal piensa que el Dios de Descartes es
racional y frío basado en el cogito y similar al Demiurgo de Paltón, sin
embargo Pascal cree en un Dios revelado del que aunque no haya suficientes
pruebas de su existencia creer en él es
la postura más inteligente.
La primera diferencia entre Descartes y Hume es que el primero
era racionalista, el origen de todo conocimiento se debe a la razón y las ideas
innatas que ésta contiene mientras que Hume era
empirista, el origen de conocimiento es la experiencia.
Descartes introduce un método matemático en la filosofía para dotar a
la razón humana de un criterio de verdad definitivo e inapelable, el cual
supone que origen del conocimiento está en la mente y en sus operaciones.
Sin embargo, Hume
defendía que todo conocimiento verdadero debe
partir de la
experiencia y estar
en correlación con
ella (principio de correspondencia).
Sin embargo la mayor diferencia
entre ambos filósofos el la crítica a la idea de sustancia que Hume le hace a
Descartes:
- Para
Descartes el yo pensante es aquello de que lo no puedo dudar, pues cree
que no podemos dudar de la existencia de nuestros pensamientos, de
nuestras ideas, de nuestra subjetividad. La res cogitans es el conjunto de
pensamientos, ideas o representaciones que influyen en mi yo. Descartes
concluye que hay que encontrar la manera de conocer si las ideas sobre el
mundo no son ilusiones. Hume por su parte dice que el yo es el sujeto que
tiene percepciones, pero que es diferente a estas y que aunque el alma sea
el sujeto de las impresiones no proviene de ninguna pues mientras las
impresiones cambian y se suceden el yo permanece estable e idéntico.
Concluye por tanto diciendo que el yo es fruto de la imaginación pero que
es necesario pues da continuidad y permanencia a aquello que no la tiene.
- En
cuanto a la sustancia divina, Descartes piensa que el yo pensante no es
perfecto pero que posee la idea de la perfección. Esta idea innata no
puede venir de nosotros por tanto debe existir una realidad divina que la
ha hecho surgir en nuestras mentes. Para Descartes, Dios se convierte en
garantía de conocimiento. Según Hume resulta difícil que podamos tener una
impresión del infinito, por tanto la idea de sustancia perfecta queda sin
impresión que la legitime por lo que hay que concluir que no existe ningún
tipo de conocimiento de Dios pero que la religión y las creencias son
naturales y necesarias entres los seres humanos.
- Para Descartes la sustancia extensa es
una sustancia finita y creada: la de los cuerpos, todos ellos con un
atributo fundamental, la extensión. Esta res extensa y el yo pensante
pertenecen a órdenes diferentes, son dos realidades independientes que se
comunican entre si por la glándula pineal. En cambio para Hume la idea que
tenemos de sustancia es la de una realidad objetiva que es el soporte de
las cualidades que causan nuestras impresiones pero al no provenir esta
idea de ninguna impresión ni hallarse fundamentada no puede ser
considerada válida y concluye diciendio que aunque es producto de nuestra
imaginación es extremadamente útil para nuestra supervivencia.
Ha estado bien Descartes pero Automatizado tiene mejores ideas sobre la sustancia
ResponderEliminarSon las comparaciones para los exámenes de la PAU de Castilla y León que existía hasta ahora, por eso no hay más filósofos
EliminarTodo el pensamiento de Descartes parte de:
ResponderEliminar"Dudo, entonces pienso.
Pienso, entonces existo."
Pero, ¿cómo se puede dudar sin haber pensado antes lo que provoca la duda?
O sea, hubo previamente un pensamiento que nos condujo a hesitar; ergo, primero que la duda fue el pensamiento que la provocó.
Ahora bien, para pensar es necesario existir, el pensamiento es una consecuencia de la existencia del que piensa y no es la única: también están las sensaciones que suponen previamente la existencia del que las experimenta.
Pero además el axioma cartesiano omite el "yo" intencionalmente:
La fórmula correcta debería expresarse así:
"Yo dudo, entonces yo pienso,
Yo pienso, entonces yo existo"
Así enunciado el axioma no es evidente porque debe despejarse antes qué es 'yo', condición imprecindible que debe solucionarse antes de entrar a analizar el axioma.
Esa omisión del 'yo' es un silencio semántico con el propósito deliberado de eludir un elemento puro del conocimiento evitando las dificultades que supone el concepto omitido.
Entonces, la fórmula del cogito no resulta ser una idea "clara y distinta" como pretende Descartes.